viernes, 11 de marzo de 2011

A titulo personal.


Y yo no quería crecer. No, de veras que no. Quería ser un niño por siempre. Vivir la vida…con toda la adrenalina posible. Vivir al límite, tomando el riesgo y siendo diferente. No quería crecer. Al menos no en mi mente. Puede que mi cuerpo y extremidades lo hiciesen. Que los pómulos de mi cara tomasen direcciones más pronunciadas y muchos lugares tomasen formas opulentas y naturalmente femeninas. Pero yo era feliz con solo saber que lo existía en mi interior no había cambiado.
Quizás he dejado de ser quien era. O al menos, me he dado cuenta que quizás, estaba desviándome un poco de mi camino. Mi Peter pan interno, el niño eterno que había en mi durante uno de mis episodios de neurosis estudiantil afloro. Como una jugarreta divertida y de manera sutil, logro que me olvidase de por dos segundos que ya era una fiel adulta seguidora de la línea occidental condicionada al tiempo.
Mi reproductor de música es asco. Me gustan muchas cosas diferentes, tan diferentes que resultan excluyentes entre sí. Desde los melódicos y sonoros acordes Crazy Train hasta las baladitas más cursis y corta venas de Sin Bandera. Pero bien, mientras metía mi cabeza entre fotocopias, libros y apuntes. Dentro de esa mescla heterogénea de música tan irregular encontré algo que no sabía que tenía. Y allí fue donde el pequeño Peter volvió a atacarme. 


Ciertamente, fue un golpe bajo. No estudie con el mismo ahínco e ímpetu que traía. Me daño la cabeza y lo acepto. Y tomando en cuenta lo enferma que me he sentido últimamente, creo que no ha sido la mejor combinación. No obstante, me di cuenta que mi camino de ser un niño por siempre resulta insensato y por demás tonto. Pero que igual no puedo olvidarlo.
Así que ahora que me lo pienso bien, ya tengo mi solución. Tratare de ser un adulto divertido. Eso quiero. Ser alguien libre de ataduras condicionales pero que haga las cosas que tiene que hacer. 
He dicho…

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